La historia de Ortiz
PESCA TRADICIONAL DESDE 1891



Bernardo aprendió el oficio gracias a su cuñado y se inició en el mundo conservero.
Se dedicaba a comprar a pescadores de bajura de la Anchoa y del Bonito del Norte en los muelles y, con las posibilidades que ofrecía el escabeche y los barriles de madera, el conservero vendía los pescados al día siguiente por todo el norte de Castilla.
Ideó y creó un sistema de fábricas itinerantes que sólo trabajaban durante la costera con el objetivo de sacarle el máximo rendimiento a su empresa.

Viuda de Ortiz e hijo
Bernardo fallece siendo José pequeño, y es Petra la que se encarga del negocio durante los siguientes años, pasándose a denominar la empresa Viuda de Ortiz y más tarde Viuda de Ortiz e Hijo.

La Anchoa, el producto estrella
Con el comienzo del siglo XX las Conservas Ortiz empiezan a andar por el mundo. Las conserveras fijaban su destino en Italia y en los países donde había inmigración italiana como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. El producto estrella era la Anchoa. La técnica de la conservación en salazón ‘alla vera carne‘ fue traída por los italianos al Cantábrico, ya que sabían que era aquí donde podían encontrar los mejores ejemplares. De esta forma, podían preparar la semiconserva y enviarla a Italia.
“los italianos trajeron la técnica alla vera carne”



En 1942 José Ortiz y su hijo, José Antonio Ortiz, crearon la sociedad, convirtiéndose en Conservas Ortiz S.A. en 1956. En la actualidad, es la quinta generación de la familia la que se encuentra al frente de la empresa.
El presente
Conservas Ortiz respeta la tradición; respeta la costera según las mareas y la compra exclusiva de bonito del norte pescado con caña uno a uno. Por eso, el cuidado del pescado que utilizamos es distintivo de calidad.


La elaboración de las conservas de primera calidad se manifiesta hasta en el cuidado de su presentación ‘de toda la vida’.
“130 años elaborando artesanalmente”